Existe hace tiempo un cambio de paradigmas en los negocios, migrando desde el concepto de fabricación en serie, masiva y comoditizada hacia la personalización de la producción. La fuerte competitividad del mercado ha obligado a las marcas a idear nuevos productos y servicios para complacer a los consumidores, alejándose de “lo que todos ofrecen” para centrarse en “ofrecer algo exclusivo”, pensado y diseñado para ajustarse al consumidor. Para ello las empresas deben desarrollar una serie de pasos imprescindibles que pongan en marcha este plan de personalización, básicamente:
• Identificar, para recabar datos relevantes sobre los consumidores, sus preferencias, sus hábitos y expectativas, de manera que se pueda conocer cómo satisfacer sus necesidades.
• Diferenciar, para que una vez que se tenga la información, se la pueda analizar, segmentar según sus prioridades de forma más detallada.
• Interactuar, para identificar los canales a través de los cuales los consumidores quieren ser contactados, ajustando el mensaje y el medio a sus preferencias personales.
• Personalizar, último paso donde entran en juego las habilidades para hacer atractivos los productos y servicios, personalizándolos a las necesidades de cada consumidor.
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